05 diciembre 2011

Sobre los animales

En una revista estudiantil (Phoenix 12) de la Universidad Nacional de Colombia, encontré un buen artículo escrito por un filósofo de la misma universidad, llamado Fernando Galindo, no dejo todo el artículo, pues no todo me pareció muy bueno, sólo unos fragmentos que me llamaron especialmente la atención.

"La amistad y la solidaridad entre los animales y nosotros es un verdadero milagro. De repente, en medio de las necesidades y las tonterías, sumidos en la cotidianidad, nos encontramos con un perro malherido, un gato pequeño, un caracol en la mitad de una acera o una paloma encerrada en una ventana. Entonces, el curso se detiene por un momento. No todos actúan, lo sé, pero mi asombro y mis dudas las despierta la persona que se detiene, el niño que levanta el caracol y lo deja cerca de una planta, la mujer que pasa las manos por el pelo sucio de un perro callejero. En los mejores casos, son los animales los que nos encuentran, somos nosotros los heridos, los encerrados, los que necesitamos compañía. ¡Cuántas personas, cuya sensibilidad parecía languidecer en medio de los trabajos y las rutinas, cobraron fuerzas por esa querida espera en las noches, por unos cuantos lengüetazos y la mirada juguetona de un cachorro! La tentación de mirar al hombre como una especie mezquina que combate, a dentelladas, el pedazo de carne, no necesita defensa. De cara al caos, nuestros brazos detienen los golpes más férreos y, a veces, pareciera que no hubiera tregua. Pero sin importar la tranquilidad o la consternación, la prosperidad o la pobreza, a menudo extendemos la mano para ayudar."

-Esta parte me gusta en particular, porque además de que en el resto del artículo también habla de la tendencia tan habitual del humano al maltrato, no adopta una postura fundamentalista recalcitrante hacia los humanos, en la que comúnmente se nos tilda de seres inmundos cuyo fin sólo debería ser desaparecer de la faz de la tierra, sino que al contrario, nos muestra como seres que pueden llegar a tener una especie de relación de solidaridad y empatía con el resto de los animales, principal muestra de ello es que se hable tanto de los mismos; lo interesante del autor es que no expone la típica salida fácil, corta de reflexión que incita al humano a un repudio por él mismo casi que cristiano, a tener en la frente la cicatriz de Caín, a tener una genética descompuesta desde el nacimiento y lamentarse de eso toda su vida.

"...Nuestro segundo y último gato no es tanto un gato en sí, como una opinión de Jean Jacques Rousseau. En una conversación con Boswell, Rousseau le dice que en la predilección entre perros y gatos se esconde mucho más que un simple gusto. Quien quiere al gato muestra su cercanía por la libertad, en cambio, los argumentos del partidiario del perro exhiben cierta simpatía por la sumisión, y, en parte, por la tiranía. Sobre perros y gatos se ha levantado una andanada de observaciones. Las de Rousseau me parecen una tontería. Querer la fidelidad no significa buscar la sumisión, y si bien el gato es independiente, podríamos asociar esta característica con zozobra y no con libertad, con indiferencia y no con afecto. Estoy seguro de que Rousseau sabía de plantas y en sus Ensoñaciones deja una observaciones maravillosas. Pero, sobre perros y gatos, no. Que haya una preferencia, es solo eso, una preferencia... Detrás de esta idea de Rousseau mora la creencia que nuestras opiniones y juicios andan entrelazados entre sí... Que sea de ese modo, lo ignoro; que haya un álgebra secreta para descifrar cómo quedan engarzados unos con otros, me parece una empresa todavía en construcción. He conocido fidelidad en los gatos, traición en los perros, amistad entre unos y otros y, claro, todo lo contrario. Sin embargo, por la misma necesidad que impulsa tanto a Cervantes como a Shakespeare a deplorar a quien no le gusta la música, yo solo puedo tener recelo por quien no siente simpatía por algún animal."

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